
Uno de los escenarios en los que nos tenemos que situar, es en el que posiblemente el otoño y el invierno va a ser complicado.
Simplemente atendiendo a noticias que llevamos leyendo en los últimos días o semanas, hace pensar que puede ser así.
Inicialmente la situación será de psicosis en la población ante el miedo del COVID, que hará que se saturen nuevamente las urgencias de todos los hospitales,y el nuevo colapso por tanto del sistema sanitario, pero vayamos por partes.
Una de las esperanzas que teníamos era que el virus desapareciera en el verano, pero hemos podido leer ya noticias, que no dan por correcta esta información, por lo que se piensa que durante el verano se pueda atenuar algo el impacto del virus, pero no su desaparición.
Una vez que llegue el otoño, y la supuesta nueva normalidad laboral, cada caso de catarro, gripe, neumonía, o reinfección en post COVID-19, generará una incertidumbre, que hará que mucha gente tras un par de día de mal estar con fiebre, tos, pérdida de sabor, de olfato, dolor de tripa,…., acuda a urgencias ante el temor de que se complique el cuadro.
Durante este brote, hemos convivido con la certeza de que a los niños, el COVID-19 les pasaba con pocos síntomas, o que hacía poca afectación en ellos, pero ya son muchos los artículos que desvelan las complicaciones en los mismo, y que pongo a continuación.
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Esto va a suponer dos cosas. En cuanto empiecen los colegios, en el formato que sea, va a haber una psicosis ante los síntomas de los niños por el contagio, no sólo esto, si no que el «kawasaki» da clínica pasadas 6-8 semanas, por lo que he podido leer, por lo que va a haber varios casos de visitas a las urgencias de infantil de los mimos pacientes.
Debido a estas situaciones, con las que no hemos convivido durante el brote de marzo y abril, posiblemente hará que el otoño sea más complicado de lo que pensamos.
Por desgracia, parece que no ha funcionado la «inmunidad de rebaño» por lo que tendremos que seguir contagiándonos.
También quiero aprovechar para analizar otros factores que van a condicionar la salud durante estos meses.

Este estudio realizado por GOINVO, podemos ver los factores que determina la salud en la población, y como ahora, tanto el comportamiento individual en hábitos de sueño, ejercicio, alimentacion, estrés, atención psicológica, conexiones sociales, entornos laborales, atención sanitaria…, y un largo etc que podéis ver, no son como eran hace 3 meses en lo que llamábamos estado de bienestar.
Por tanto, nuestra salud colateral al COVID, también va a estar afectada con nuevos procesos, o agudizados los antiguos, siendo la salud mental uno de los más afectados.
Estos factores sanitarios, unidos a los factores económicos y políticos en una sociedad que está en el umbral de la desesperación, la pobreza, y la rabia, y muchos colectivos que no sé si van a estar nuevamente preparados para una segunda gran oleada, generará situaciones desconocidas para muchos de nosotros.
Este es posiblemente el escenario más complicado al que nos enfrentaremos desde el otoño hasta la primavera de 2021, y a lo mejor no llegamos a esta situación, pero conviene estar preparados para lo que pueda pasar.
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