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Luis Pablo García Coronado

la vida deportiva de un tipo "normal"

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padre

Aprender a montar en bici

person riding a bicycle
Photo by Bianca Gonçalves on Pexels.com

Uno de los recuerdos más importantes que tengo de mi infancia es cuando mi padre me enseñó a montar en bici.

Fue en el parque de debajo de casa, todo eso era campo, jejeje, típica frase que oímos de nuestros padres, y que yo ahora también puedo repetir, por que esa zona de la avenida de brasil, era en la mayoría descampado.

Pero había una zona que estaba asfaltada, al lado de un edificio, y aprovechamos esa zona, para que yo subido en la bici, y él, mi padre, sujetando con su mano el sillín, y pitillo en boca me acompañaba hasta que cogía un poco de velocidad, y entonces me decía ahora tu sólo….

A veces lo conseguía, y a veces tenía que echar los pies al suelo, en otras ocasiones eran bastantes partes de mi cuerpo las que daban con el suelo, aún tengo marcas en las rodillas de aquellos días de aprendizaje.

Pero a partir de ese momento empezó mi idilio con la bici, recuerdo las vueltas que daba sin sentido, algunas  de ellas en Brihuega, en una pequeña pista de frontón, allí que sufrieron mis rodillas.

Este es de los mejores recuerdos que tengo de mi infancia, y el mejor recuerdo que voy a tener de estas Navidades 18/19, va a ser el de haber podido enseñar a Álvaro y a Mara a montar en bici. Sin duda un recuerdo para la eternidad.

Las bicis las trajo Papa Noel, en su trineo, por que ya iba siendo hora de que Álvaro con 7 años y medio aprendiera a manejarse en bici. La verdad es que tenía mis dudas de si le iba a gustar o no el regalo de Papa Noel, y de si le iba a gustar después montar en bici.

Bajamos a los pocos días a probarla, los primeros pasos fueron difíciles, y me vino a la cabeza aquellos aprendizajes en el descampado de debajo de mi casa de la infancia con mi padre.

Pero sin saber cómo, por arte de magia, cuando parecía que ya nos íbamos a dar por vencidos, de repente Álvaro, coge velocidad, y me grita «déjame sólo», y yo con más miedo que otra cosa, suelto las manos, y sin saber cómo, Álvaro, como si llevara toda la vida andando en bici, empezó a dar vueltas al parque, sin parar, por que lo de parar, no lo habíamos trabajado, y efectivamente, la parada fue algo brusca.

Reconozco que alguna lágrima se me escapó, se levantó del suelo, y vino corriendo hacia mi gritando, «papá, se montar en bici» con una alegría en la cara indescriptible.

Mara, que estaba de espectadora, con sus casi 5 años, en ese momento dijo, yo también quiero…, y en eso estamos, aún no va tan suelta como su hermano, pero cada vez lo hace mejor y a ratos va sóla.

Las Navidades nos dejan recuerdos para siempre, y este ha sido el mejor regalo posible, estos son los detalles que perduran, que no se olvidan, y que quedan grabados en la memoria.

Lo mejor es la pasión que sigue teniendo por la bici, y las ganas que tiene cada día de despertarse y bajar a montar en bici, a pesar de las caídas típicas del aprendizaje.

#namasté

Duración, tiempo consciente y reloj

Cuando vi por primera vez la película «En el nombre del Padre», de todas las cosas tremendas de esa película, lo que más me llamo la atención es como el padre, describe el tiempo cuando esta en la cárcel. Decía algo así como que pasaba las horas mirando como caían las gotas de un grifo, y cada segundo se hacía interminable, pero de repente mirabas hacia atrás y había pasado 1 año.

Seguro que sabéis de lo que estoy hablando, como momentos parece que se hacen eternos, pero sin darte cuenta llevas años trabajando y haciendo lo mismo.

Vamos a trasladar esto al deporte, y me gusta como Guillaum Martín, ciclista, lo define durante el Tour, diciendo que hay minutos que parecen horas y horas que parecen minutos.

Esto es lo que se define como duración, que es la diferencia entre el tiempo consciente y el tiempo que indica el reloj.

Seguro que hay momentos en alguna carrera, en alguna prueba, donde estás tocado, y cada paso se te hace eterno, cada minuto es un Mundo, y piensas que aún te queda una eternidad, pero mientras estás pensando esto, los pasos van pasando, se van sucediendo, y el tiempo va pasando, por que eso es una realidad, de una forma u otra, eso que no existe, va pasando, o por lo menos nos da esa sensación, y de repente te pones de nuevo en el presente, y ves que ya está llegando al final de la prueba.

Bonito concepto el de duración, que hace que el tiempo sea realmente relativo.

A ver si tu siguiente maratón, o tu siguiente Ironman, a parte el tiempo de reloj, que la duración sea la que deseas…., habrá que empezar a medir en «se me ha hecho corto» o se me ha hecho eterno»

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