Estremecedora la noticia de esta atleta que falleció en una patera cuando intentaba huir a Italia para poder entrenar y competir de nuevo en los juegos olímpicos de Londres 2012.
Por su puesto que no es la primera vez que oímos, vemos o leemos noticias sobre Africanos que mueren en una patera al intentar buscar su libertad en Europa, pero parece que cuando noticias a las que estamos acostumbrados normalmente, las trasladamos al mundo deportivo, tienen en nosotros una repercusión mayor.
Son varios los casos de deportistas que fallecen, con accidentes, muertes súbitas, o que tienen percances que nos impactan, y parece que nos afectan más cuando son deportistas que cuando son personas normales. Esto debe ser por que encontramos en el deporte una evasión de nuestras rutinas diarias, y de preocupaciones y sufrimientos a los que estamos acostumbrados, y por eso cuando ocurren estas cosas, parece que se provoca una especie de cortocircuito en nuestro cerebro, para asimilar la noticia.
Casos como el de esta chica, Simoncelli, Jarque, y un largo etcetera, no son casos aislados, pero cuando son personas conocidas, llevan el mundo idílico e irreal del deporte al estado natural, y hace que pongamos los pies en el suelo, y ver qué nadie está libre de cualquier penalidad que nos puede acechar en cualquier momento.
Casos como el de Samia deben inspirarnos a luchar por nuestros objetivos, y darnos cuenta de que nuestras preocupaciones, quizá no sean tales, o no sean tan graves.
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