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Aprovechando que estreno nueva web, os voy a hablar de la experiencia religiosa por la que pasé ayer por la noche.

Tengo los hijos más maravillosos del Mundo, siendo objetivo, por su puesto, y os voy a contar por qué.

Ayer por la noche, metí a Mara en la cuna, y pasaba bastante de dormir. Álvaro estaba a mi lado viendo unos dibujos en el ipad, y Mara lloraba por que quería salir de la cuna.

Varias visitas después, y varios intentos de «venga Mara, hay que dormir…», Álvaro me dice «puedo ir con Mara papá?!» Lo normal hubiera sido que le contestara que no, que Mara tenía que dormir y que la iba a despistar, pero le dije «claro».

En seguida, Álvaro dejó de ver los dibujos, un gesto que para los que no tienen hijos y les gusta el fútbol, puede ser como dejar de ver el partido de la final de Champions en el minuto 90 de juego. Pues eso hizo, se levantó y fue a ver a su hermana. En ese mismo momento, Mara dejó de llorar. y en seguida pasaron a las risas los dos, Álvaro decía, no llores Mara y ella se reía.

Así estuvieron un rato, y al poco salió Álvaro y dijo, «la voy a poner unos dibujos» yo, por su puesto, como buen padre, tenía que haber dicho «de eso nada, que no vais a dormir», pero quería saber en qué iba a terminar esta historia, así que dije, venga, y Álvaro cogió el ipad y lo metió en el cuarto de Mara y puso unos dibujos.

5 minutos después, me asomé, vi que Mara estaba de pie en la cuna y Álvaro sostenía en alto el ipad par que su hermana pudiera ver los dibujos, pensé que debía haber dejado de sentir los brazos, y siguiendo con el experimento, le dije «Álvaro, por que no te sientas en el suelo y que Mara se tumbe y así veis los dos los dibujos?» y de paso se duerme Mara, pensé yo.

Álvaro lo hizo, pero al poco me llama y me dice, «papá, Mara así no lo ve, me puedes meter en la cuna con ella?» bueno…, lo que me faltaba, esto puede durar toda la noche, pensé, pero dije… qué siga el experimento…

Cogí a Álvaro y le metí en la cuna con su hermana. Pronto dejé de oír ruidos, y empecé a escuchar una respiración profunda…, pensé,han caído los dos, no me lo puedo creer.

Dejé pasar un rato, y al poco me asomo…, Mara duerme plácidamente y Álvaro está despierto, me señala a Mara y como hablan en bajo los niños de 4 años, es decir, aspirando pero gritando, me dice «se ha dormido…», estaba aguantando hasta que fuera callado para no despertar a su hermana…, le cojo, y me dice, «papá, lo he conseguido, se ha dormido!»

En este momento, no os podéis imaginar todo lo que se te pasa por la cabeza, pero sobretodo un pensamiento único, el ser padre te hace conocer un tipo de amor, el de la ley del universo, que es el amor incondicional, el dar, sin esperar nada a cambio.

Acto seguido, Álvaro se tumba en el sofá y se queda frito.

La vida es o no un regalo….