4:00 de la mañana suena el despertador. Hoy he adelantado 1 hora el despertador, por que tengo cierto retraso de tareas de trabajo y quería adelantarlas un poco.
Desayuno algo, y a las 4:00 y pocos minutos me siento en el ordenador para hacer cosas.
Son casi las 6:00 y me empiezo a preparar para salir a entrenar, ayer ayuné, y tengo ganas de entrenar.
Salgo de casa y veo que está chispeando, pero en ningún momento se me pasa por la cabeza subir a casa, ya estoy en la calle vestido y calzado, y ya se puede caer el mundo que yo voy a entrenar.
Llego al Retiro aún chispeando, me cruzo con pocas personas, extraño, menos de las normales, quizá la lluvia ha echado para atrás a algunas personas, pero es una pena, por que hoy El Retiro no es el mismo que todos los días.
La verdad es que cada día cambia, cada día tiene un olor diferente, pero el de hoy era muy especial. Ese olor de las primeras lluvias del final del verano, o del principio del otoño, con un poco de aire, sin frío, pero sin calor, con la tierra un poco húmeda, un día de esos especiales, y que llegas a casa con las energías cargadas para lo que queda de día y de semana.
Qué suerte tenemos algunos de poder entrenar por El Retiro, y poder hacerlo a primera hora. Si me ves algún día párame 😉
vaaaamoooooosssss
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