Seguro que todos sabéis quién ha sido el que ha ganado la medalla de plata en triatlón en las últimas olimpiadas en Londres, verdad? Si, efectivamente, Javier Gómez Noya. Pero hasta que se ha llegado a este momento, han sido muchos los que han luchado por poner el duatlón y el triatlón en el lugar en el que se merece. 

Una de esas personas, y de forma muy destacable es Raúl Llamazares, quien fue primera medalla en un Mundial de Duatlón, bronce, cuando aún no era el triatlón deporte olímpico, corría el año 99 y también fue ganador de una San Silvestre, en el 94, cuando esta prueba se hacía dos días antes de la profesional, y con un recorrido totalmente diferente, estos dos éxitos entre otros muchos.

Hay deportistas a quien los resultados le juegan una mala pasada, se salen de forma, no consiguen llegar al máximo, pero son pocos a los que la salud les hace una mala jugada, y eso es lo que le pasó a Raúl, una malformación congénita en su cabeza de deportista bien amueblada, provoca que le tengan que hacer dos operaciones de 10 horas de duración en el cerebro, y le salvan la vida, pero tiene que dar por finalizada si vida como deportista de alto nivel.

Pero para él no termina el deporte en ese momento, empieza a recuperarse, y sabe qué es lo que le gusta, el duatlón y el triatlón.

La hemiplejia que le deja de secuelas las intervenciones no le permiten correr, sólo puede caminar lo más rápido posible, y en la natación pasa mucho frío, pero en la bici se encuentra cómodo, y de eso he sido testigo yo esta mañana.

A Raúl le conozco hace casi un año a través de un amigo en común, Nacho Cladero, quien me habla de él, y en seguida se me ocurre meterle en un programa de pilates, para ayudarle con sus problemas de espasticidad y de aparato locomotor.

Su fisioterapeuta me habla maravillas de él, de su afán de superación y de las mínimas mejoras, que en un caso como en el de Raúl son grandes mejoras.

Siempre he querido entrenar con él, y lo organizo hace un par de semanas para vernos este fin de semana.

Quedamos en el parking de la casa de campo, a las 10.00 de la mañana, y para lo que para muchos es algo cotidiano, como sacar la bici del coche y montarla, para Raúl es un auténtico ritual que le puede llevar más de 20 minutos. Sacar la bici y montarla con una sola mano, y abrigarse esa mano, hasta que parece la mano de Mazinger Zeta, le lleva un buen rato, pero viendo como se maneja, hace que cada vez sienta más admiración por Raúl, y no le veo como un deportista con una lesión de por vida, si no que le veo como el campeón que fue, y que será siempre por lo menos para mi.

Empezamos a montar, y pienso para mi, que después de la carrera de ayer, no pasa nada por que hoy tenga un día de bici de montaña tranquilo, que ingenuo!!! Nada más salir hay que afrontar una pequeña subida, de nada, pero Raúl la sube con una facilidad pasmosa, con un sólo brazo, y si poder ponerse de pie en la bici, es impresionante.

Durante 2 horas me da una vuelta por la casa de campo, que no olvidaré nunca, subiendo, bajando, por senderos, yo detrás de Raúl, el como una moto, hablándome y explicándome cada sitio por el que pasamos, y escuchando como su imaginación regresa a hace 15 años cuando él entrenaba por ahí.

Pasamos por el bosque, que buenos recuerdos me trae, estuve el jueves entrenando carrera a pie con Javier, y siento que el entrenamiento de hoy es diferente.

Terminamos de montar , un par de horas por la casa de campo, y tomamos un café antes de irnos, Raúl al ritual para montar la bici en el coche, y yo vuelvo en bici a casa.

Lo que más me asombra es la sonrisa que tiene Raúl constantemente en su cara, y como se refleja en sus ojos la pasión por el deporte, que la lesión tan grave le podía haber arrebatado, pero que a personas como él, no hay barrera que les impida alcanzar su límite. Impresionante fuerza por vivir, y afán de superación.

Otro ejemplo de lucha y de motivación.

gracias por una mañana inolvidable Raúl #vamosahacerdeporteImage